Con los primeros cultivos comenzó a fabricarse el aguardiente y desde entonces este arte se fue perfeccionando por clanes ocultos, quienes heredaban la receta secreta a las generaciones que los sucedían. Un siglo más tarde, el aguardiente se consumía mucho más que la chicha y generación tras generación se mejoraba la receta de este gran legado atesorado desde la conquista.
520 años después la tradición se mantiene y la Fábrica de Licores de Antioquia elabora el mejor aguardiente de nuestro país, que representa el espíritu alegre y fiestero de los colombianos y que ha logrado importantes reconocimientos internacionalmente por su sabor y calidad inigualables.